Llegar a la cima

Después de una semana extremadamente larga en el trabajo, mi recompensa fue un día libre y aunque el mejor día para quedarse en casa es el lunes no estaba seguro de poder soportar una semana completa, así que pedí hoy viernes para quedarme en casa relajarme y beber cerveza.


No tardé mucho en darme cuenta de que estoy demasiado cómodo, mi mente al final no aceptó que no tengo nada urgente que atender, y empecé a buscar un proyecto nuevo, o algo a medias que hubiera dejado para ponerme a trabajar en ello. Ponerme al día con mis libros, estudiar un poco, buscar los videos de carpintería que siempre dije que iba a realizar, y sin darme cuenta pasaron un par de horas y no había hecho nada más que ver videos cómicos en YouTube y revolver la librera.

¿Cómo es que antes no tenía tiempo de hacer de nada, y ahora que me di un poco de tiempo no encuentro nada que hacer?, ¿Qué era todo eso que quería hacer?

Primero lo primero, voy al refrigerador y saco otra cerveza, para refrescar las ideas y calmar el espíritu. Media botella adentro llego a la conclusión de que sólo cuando estas ocupado es que tienes motivos para hacer algo, cuando estás cómodo lo único que quieres se seguir cómodo. La segunda ley de Newton aplicada a la pereza.

Necesito una crisis, he llegado al punto de mi vida en el que estoy en equilibrio, emocional, físico y económico. Me he acomodado en mi trabajo, estoy feliz con mi esposa, he logrado balancear mi dieta y hacer ejercicio, no tengo penas ni gloria, ni preocupaciones ni festejos, estoy tranquilo... y ya me aburrí.

Nadie me enseñó a disfrutar de el éxito, siempre se habla mucho de la batalla, cada historia termina cuando el héroe termina su faena, cuando la princesa se libera de sus ataduras, alcanzar la cima es siempre el final de la historia... pero en la vida real es sólo la mitad del camino.

Al principio fue genial, llegar a casa y no tener que correr a hacer tareas, levantarme tarde los sábados y pensar en algo divertido que hacer, sin sentir el vacío en el estomago de no haber hecho el proyecto de la universidad. Sentarme a ver televisión sin la culpa susurrándome al oído que ya es tarde para empezar a estudiar. Leer por diversión, desvelarme leyendo porque me gusta, madrugar porque quiero aprovechar el día. Todo eso era algo nuevo, emocionante, sentía que tenía el mundo en bandeja de plata y en verdad lo tengo.

¿De que me sirve el mundo?, ¿de qué le sirve a un soldado la paz?, nos entrenan toda una vida para ser alguien y "ganarse la vida" y ¿Qué hago cuando ya me la gané? ¿Cuál es el premio por llegar a ser ese alguien que me pidieron ser?. Como un perro persiguiéndose la cola ¿Qué hará cuando la atrape?

En eso tocan a la puerta, una señora de mediana edad y complexión delgada esta parada en la entrada, con un canasto apoyado en la cadera y un jovencito escondido de tras de su vestido, ambos están colorados por el calor del medio día. Los saludo amablemente, ya los he visto antes vendiendo comida en las esquinas y paradas de bus, pero hasta hoy me doy cuenta que su niño es de capacidades especiales, y cuando lo saludo me devuelve una sonrisa amplia y luego esconde el rostro en el delantal de su madre.  Ella empieza su discurso de venta y yo solo puedo pensar en que ellos si que no tienen tiempo de pensar todas las estupideces que estaba pensando hace un momento.  Le compro dos porciones de lo que sea que esté vendiendo y le dejo el vuelto de propina, además le ofrezco un vaso de agua y le dejo descansar en la sombra mientras se lo traigo, ambos apuran el vaso y luego se marchan, y yo quiero pensar que hice algo bueno.

Ese el verdadero premio de ganarse la vida, esto creo yo que debería ser el éxito en la vida, no vivirla uno, sino darla a los demás. Llegar a la cima y quedarse allí es un logro a medias, pues una vez llegaste ahora te toca el camino de bajada, y mientras vas bajando tienes que ayudar a los que van para arriba. 

A veces es difícil reconocer la cima de la montaña, siempre estamos buscado por donde subir más. Pero si de pronto te encuentras cómodo y disfrutando del éxito de tu empresa, creo que es bueno ver hacia abajo por un momento y ver quien viene subiendo de tras de ti, y echarle una mano. Estoy seguro que cuando él llegue a su cima también me ayudará a subir.


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