Historia de amor

Si yo escribiera la mas tierna historia de amor, nadie querría leerla. La historia en donde el joven se enamora de la chica, y ella le corresponde. Inician un romance, se comprometen y se casan. Nunca pelean. Se tienen paciencia y tolerancia. Se entienden, se apoyan... se aman. Sería una vida demasiado aburrida para leer acerca de ella. Pero no para vivirla.

Las novelas de amor no hablan realmente de amor, hablan de desamor. De agonía, y ansias. De deseos frustrados y amargas despedidas. Hasta la más famosa historia de amor se trata de dos jóvenes que nunca llegaron a vivir su romance, y que prefirieron el suicidio a esperar la madurez y enfrentar el rechazo de su familia (o al menos así la entendí yo). Un amor que no tenga tristes separaciones. Donde la más profunda de las nostalgias se vive cada mañana al recordar la noche que recién acabas de pasar en sus brazos. Suena bonito, pero a nadie le interesa.

Lo irónico de todo esto es que precisamente el amor más aburrido es el más deseado por todos. Es el motivo para la lucha constante por encontrar a la persona ideal. Y los sueños perdidos entre la luna y los ojos anhelantes de un enamorado son de esa vida pacifica y tranquila que todo el mundo dice que le aburre. Nadie quiere leer la historia de un amor sin sufrimiento.


Pero la vida es otra historia. El mejor relato de amor, pienso yo, es el que está escrito en los poemas cursis y las notas tontas que se intercambian dos adolescentes en cortejo. Las canciones de amor verdadero son los post-it que te recuerdan que debes comprar leche, con una "carita felíz" y un "te amo gordo" en al firma. La rutina de la mañana, los sábados viendo películas, las peleas por los platos sucios y los reclamos por el pelo en el lavamanos, son las cosas que existen después del "vivieron felices por siempre" al final del cuento.


Es necesario vivir aislado para ser feliz. Dejar a tus amigos de las redes y conectar con tus vecinos. Apagar el televisor y alejarse del cine. Tomar un libro de la librera de vez en cuando. Aprender a preparar café en casa. Todas las historias que puedas comprar sobre amor, no van a contarte tu vida, ni nada que se le parezca. La emoción de lo cotidiano, y el placer de lo simple. Eso solo se aprende viviendo. Viviendo una vida que te guste vivir... no leer.


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